En el corazón de Sóller, se encuentra la Fàbrica Nova, un auténtico tesoro de nuestra historia textil que está a punto de transformarse en un museo. Este edificio, declarado Bien de Interés Cultural, es el último vestigio del patrimonio industrial en Mallorca tal y como era hace décadas, conservando parte de su maquinaria original. Con cada rincón cargado de historia, pronto podremos imaginar los ecos del pasado entre sus paredes.
A pesar de que aún queda tiempo para que este sueño se haga realidad, el Consell de Mallorca ha dado un paso firme al aprobar un presupuesto de tres millones de euros para su adquisición. La coordinadora de Patrimonio Histórico Industrial, Aina Serrano, nos recuerda lo especial que es: «Es el único inmueble textil completo que queda en la isla», enfatiza. Y no le falta razón; parece que el tiempo se detuvo aquí desde los años 70.
Un futuro prometedor lleno de historia
La consellera de Cultura, Antònia Roca, ya tiene planes claros: primero realizarán una tasación para negociar con los propietarios. «Necesitamos actuar rápido», dice Roca preocupada por el estado del edificio y su riesgo inminente de derrumbe. Cada día cuenta en la preservación no solo del inmueble sino también del fondo documental invaluable guardado en el archivo municipal.
La Fàbrica Nova no solo representa un espacio físico; es una ventana a la próspera industria textil que tuvo Sóller y su entorno. En tiempos pasados, esta comunidad vibraba con la actividad creativa y artesanal alrededor del tejido. Así lo explica Antoni Quetglas: «No se ha valorado suficientemente nuestro pasado industrial». Desde su fundación en 1921 hasta hoy, este lugar ha sido testigo del trabajo incansable y la evolución tecnológica a través del tiempo.
A medida que avanzamos hacia la creación del museo, podemos soñar con exposiciones donde se muestre cómo las pequeñas tradiciones textiles dieron paso a fábricas mecanizadas como esta. No podemos olvidar a otras localidades como Esporles o Palma que también fueron claves en esta historia tan rica.
Con una variedad impresionante de maquinaria preservada y documentos históricos por explorar, estamos ante una oportunidad dorada para revalorizar nuestro patrimonio cultural e industrial. La memoria histórica merece ser contada y recordada.