En una charla íntima y reveladora, Javier Sierra nos lleva de la mano por el fascinante mundo del arte, ese que en sus inicios era más un rito mágico que una mera representación estética. Su nueva novela, ‘El plan maestro’, se asoma a este universo doce años después de su éxito con ‘El maestro del Prado’. Durante nuestra conversación en València, Sierra revela que todo comenzó con un cuadro que lo cautivó en el Museo de Bellas Artes: «Hay uno de un seguidor de El Bosco que me tiene completamente fascinado».
La magia del arte y la mirada infantil
Sierra no se limita a contar historias; él las vive. En esta obra mezcla realidad y ficción, proponiendo una reflexión sobre cómo la literatura puede ser crónica y viceversa. «¿Dónde está la frontera entre ambas? Se está desdibujando», dice con esa pasión que lo caracteriza. Introduce personajes infantiles para revivir la inocencia perdida, esa mirada pura e instintiva que los niños tienen hacia el arte. Según él, cuando entramos en la adultez, perdemos esa capacidad de ver más allá; es un proceso biológico conocido como ‘poda sináptica’. Pero no todo está perdido: «Nunca perdemos esa capacidad; solo está adormecida».
Es aquí donde entra su libro como un verdadero elixir de juventud. Nos invita a reconectar con nuestro niño interior para apreciar el arte desde otra perspectiva. Porque el arte no solo es para admirar; también es para cuestionar y explorar.
Así, entre risas y reflexiones profundas, Javier comparte su deseo de seguir indagando en los misterios artísticos: «València podría ser fácilmente el escenario de mi próxima novela». No podemos evitar sentirnos atrapados por su entusiasmo contagioso mientras nos plantea enigmas artísticos que aún esperan respuestas. A medida que recorremos juntos sus pensamientos y anhelos creativos, queda claro que su viaje apenas comienza.