El mundo de las letras ha perdido a un titán. Mario Vargas Llosa, el Premio Nobel que nos dejó este domingo en Lima a la edad de 89 años, fue un hombre que no se callaba ante nada. Su pluma tocó temas tan diversos como la literatura, la política y esa aventura llamada vida. Sus palabras resuenan con fuerza y nos invitan a reflexionar sobre el camino recorrido.
Un Viaje Literario y Personal
Desde su infancia, Vargas Llosa supo que los libros eran su refugio. “Aprendí a leer a los cinco años y es lo más importante que me ha pasado”, confesó en su discurso al recibir el Nobel en 2010. Y es que ese amor por las letras fue alimentado incluso por las experiencias más inusuales. Su padre, temiendo que un colegio militar le robara su pasión literaria, solo logró darle más historias para contar. “Fueron tres o cuatro meses de bohemia” en Lima junto a otros periodistas donde vivió momentos irrepetibles, aunque él mismo admitía que nunca fue muy amigo del alcohol.
Su obra maestra, “Conversación en La Catedral”, fue un reto monumental para él: “Me costó más trabajo”. Esa búsqueda incansable por la verdad quedó reflejada en cada palabra escrita, dejando claro que para él la literatura era una herramienta poderosa capaz de cambiar el mundo.
Como buen defensor de la libertad, no dudaba en señalar las falacias del poder: “La intolerancia llena de muertos muchas regiones del mundo”, decía con una claridad apabullante. Su compromiso con el periodismo honesto lo llevó a recordar constantemente la importancia de informar fielmente si queríamos mantener viva nuestra democracia.
Y hablando de raíces, nadie podía olvidarse de su Perú querido: “Al Perú lo llevo en las entrañas”. Cada rincón del país le inspiraba y defendía con orgullo. Con ese mismo fervor abordó problemas complejos como los presidentes corruptos; un tema recurrente que parecía no tener fin.
A pesar de sus críticas al socialismo y al comunismo como soluciones mágicas para América Latina, siempre mantenía una fe inquebrantable en nuestras capacidades colectivas: “No creo que sean insolubles si aceptamos nuestra realidad”. Así era Mario Vargas Llosa: un hombre con carácter fuerte pero también lleno de matices.
Ahora nos queda recordar sus frases e ideas brillantes mientras reflexionamos sobre cómo aplicar sus enseñanzas en nuestras propias vidas. A través de sus palabras entendemos mejor quién fue este maestro indiscutible y qué legado nos deja.