El ambiente en la Catedral de Palma era palpable, una mezcla de emoción y espiritualidad que resonaba entre las 1.600 almas que se dieron cita para disfrutar del tradicional concierto benéfico de Projecte Home. Este año, con la presencia de la Reina Sofía, el evento no solo marcó el inicio de sus vacaciones de Semana Santa, sino que también reafirmó la importancia de esta cita solidaria que ya va por su decimosexta edición.
En un espacio donde la música se funde con la devoción, el Réquiem de Gabriel Fauré llenó cada rincón del templo. La orquesta sinfónica local y los coros universitarios, bajo la batuta del director Pablo Mielgo y acompañados por las voces solistas Lorena Bonnín y José Antonio López, ofrecieron una interpretación sublime. Era como si cada nota nos envolviera en una atmósfera serena, justo lo que se necesita al acercarse a estos días tan significativos.
Aplausos y sonrisas en un encuentro especial
A medida que doña Sofía avanzaba por el pasillo central hacia su lugar reservado en primera fila, los aplausos estallaron espontáneamente. Venía sola pero no desprovista de calidez; saludó a muchos espectadores con una sonrisa genuina antes de acomodarse junto a Tomeu Català, presidente honorífico de Projecte Home, un amigo cercano al que siempre es un placer ver.
No pasó desapercibido el discurso del presidente ejecutivo Jesús Mullor antes del inicio del espectáculo: habló sobre cómo su organización acoge a aquellos que buscan redescubrirse y cambiar sus vidas. Con palabras llenas de esperanza, recordó cómo cada persona es un testimonio vivo del cambio posible tras dejar atrás adicciones.
Entre los asistentes también estaban figuras destacadas como el obispo Sebastià Taltavull y varios representantes políticos locales. Todos ellos compartieron momentos únicos disfrutando juntos del Réquiem, una obra maestra compuesta en 1888 que retrata la muerte como algo sereno y reconfortante.