Después de una larga pausa de siete años, Miguel Bosé vuelve a la carga con una gira que promete ser un viaje por sus grandes éxitos. Este parón, motivado por problemas vocales, ha sido un capítulo difícil en su vida, pero hoy se siente como en casa sobre el escenario. «Nunca había estado tanto tiempo sin cantar», confiesa el artista mientras rememora cómo una infección dental lo llevó a lidiar con quirófanos y tratamientos. Pero eso ya es historia.
Reflexiones de un artista renovado
Bosé ha aprovechado este tiempo para reflexionar y reinventarse. Ha publicado dos libros y está listo para presentarnos un espectáculo donde no solo canta, sino que también comparte parte de su esencia. «Era necesario deshacerme de cargas del pasado», dice, reconociendo que ha tenido que abrirse más que nunca antes; esa aura de misterio que lo rodeaba parece disiparse con cada confesión.
A pesar de las críticas y polémicas generadas por sus opiniones sobre la pandemia y otros temas candentes, Bosé no se amedrenta. «Siempre he sido políticamente incorrecto», asegura rotundamente. Reconoce que la libertad de expresión ha ido disminuyendo en nuestra sociedad, algo que le resulta incomprensible después de haber vivido en épocas donde hablar era más sencillo.
Con 50 años en la música a la vista, Bosé tiene claro que su legado es mucho más profundo que cualquier éxito pasajero. Aunque reconoce las dificultades del mercado actual y cómo este ha cambiado el juego musical —«Hoy lanzas una canción y al mes ya es historia», lamenta— sigue creando nuevas piezas porque su pasión por la música permanece intacta.
¿Y qué hay del futuro? El cantante nos deja entrever que podría estar preparando más sorpresas literarias, quizás incluso una novela. Sin embargo, lo primero es esta gira donde espera conectar nuevamente con su público al ritmo de esas canciones que han marcado generaciones.