En una charla sincera y apasionante, Carmen Posadas, la escritora uruguaya que ha dejado huella en el mundo literario, se adentra en las profundidades de su nuevo trabajo. Su novela, ‘El misterioso caso del impostor del Titanic’, no es solo un homenaje a la literatura detectivesca clásica, sino también un reflejo de las injusticias sociales que persisten en nuestro tiempo.
Un viaje a través del tiempo y la prosa
Posadas nos cuenta que su intención al escribir esta obra era rescatar una forma de narrar que se está perdiendo. “Cada época tiene su propio lenguaje”, dice, enfatizando cómo muchas novelas históricas caen en lo moderno y artificial. Imagina a Julio César diciendo «¡Jo, tío!»; eso te saca completamente del contexto histórico. Ella se esfuerza por capturar las voces auténticas y los acentos únicos de su época.
Aún más intrigante es cómo une a dos figuras tan dispares como Emilia Pardo Bazán y el Titanic. Para ella, Pardo Bazán era una mujer adelantada a su tiempo, fascinada por la crónica negra y capaz de sumergirse en los aspectos más oscuros de la naturaleza humana. “Quería crear un personaje que pudiera investigar el misterio del Titanic porque ella lo habría hecho”, añade con firmeza.
No podemos dejar pasar el sentido del humor con el que aborda sus influencias literarias; menciona guiños a personajes icónicos como Hercule Poirot. Sin embargo, también nos advierte sobre los peligros que enfrenta el género detectivesco: muchos lo ven como un subgénero menor sin reconocer su capacidad para reflejar nuestra sociedad.
A medida que avanza la conversación, Posadas plantea preguntas profundas sobre nuestra realidad actual. ¿La inteligencia artificial podría cambiarlo todo? Nos lanza una inquietante comparación: “Es como el iceberg del Titanic; solo vemos la punta”. Y mientras nos invita a imaginar cómo esta tecnología podría ayudarnos incluso a resolver misterios literarios antiguos, se siente un rayo de esperanza entre sus palabras: “Lo que perdemos por un lado, lo ganamos por otro”. Así es como Carmen Posadas sigue navegando por aguas inciertas pero llenas de posibilidades.