En una charla que va mucho más allá de lo superficial, Javier Cercas, conocido por su estilo incisivo y provocador, nos lleva a un viaje inesperado a través de su experiencia en el Vaticano. En la presentación de su último libro, El loco de Dios en el fin del mundo, que tuvo lugar en València, este escritor nos sorprende al confesar que, a pesar de ser un declarado ateo y anticlerical, siente una conexión profunda con la historia del cristianismo. «Nuestra civilización no puede separarse del cristianismo», afirma con firmeza.
Pero ¿qué hace alguien como él en un lugar tan sagrado? Para Cercas, era esencial limpiar su mirada y dejar atrás los prejuicios. «Al final, me he encontrado con un papa que desafía las expectativas: es anticlerical y cree firmemente que el clericalismo ha sido un cáncer para la Iglesia», explica. Y esto no es solo una anécdota; para Bergoglio, los sacerdotes deben estar al servicio de los fieles, no por encima de ellos. Este enfoque directo choca con las prácticas tradicionales donde el poder puede desvirtuar la fe.
La complejidad del Papa Francisco
Cercas también comparte sus impresiones sobre la complejidad del Papa: «No es el personaje plano que vemos en los medios; es un hombre lleno de contradicciones y lucha interna». Reconoce que Bergoglio ha tenido momentos oscuros pero también ha peleado por ser mejor tanto como individuo como líder espiritual. La ambición del papa se presenta en múltiples facetas: busca revolucionar una institución anclada en tradiciones centenarias.
A pesar de esta ambición, Javier subraya que cambiar la Iglesia no es cuestión de días. Su objetivo parece claro: volver a conectar con los principios fundamentales del Vaticano II. Pero ¿podría un futuro papa deshacer esos cambios? La respuesta no es sencilla; aunque hay temores sobre una contrarrevolución, muchos cardenales elegidos por Francisco están alineados con su visión progresista.
A medida que avanza la conversación, surge otra cuestión crucial: ¿es peligroso Cristo? Sí, según Cercas. Al considerar las enseñanzas originales y el mensaje radical que traía consigo, sostiene que tanto Cristo como el actual papa pueden ser vistos como individuos peligrosos si se les entiende correctamente dentro del contexto actual. Sin embargo, reitera que el verdadero problema radica en cómo ha sido pervertida la Iglesia a lo largo de los años.
Cercas concluye: «Los males más profundos son el clericalismo y el constantinismo»; dos conceptos arraigados profundamente en nuestra sociedad española donde tantas veces hemos visto esa fusión entre religión y poder político.