En un rincón de Pòrtol, Biel Mesquida nos comparte su visión sobre el futuro de Mallorca, una visión que no deja indiferente. Este poeta y embajador del PEN Català se sumerge en la defensa de la lengua catalana, las voces perseguidas y el papel vital de la mujer en la literatura. Pero, ¿qué significa realmente ser embajador literario en 2025? “Al principio, tenía mis dudas sobre lo que implicaba este rol”, confiesa mientras recuerda a Lluís Solà, uno de sus maestros. “Es un honor, pero no quiero que sea solo un título vacío”.
Una mirada crítica al futuro
En sus palabras resuena una preocupación palpable: “No me imagino una Mallorca cubierta de placas solares o con edificios monstruosos que conviertan nuestra tierra en un espectáculo para los turistas”. Para él, esos “pseudoindígenas” acabarán viviendo en reservas como si fueran personajes de una novela distópica. La idea es aterradora; ¿dónde queda nuestra identidad?
Biel también reflexiona sobre el futuro del idioma catalán. Mientras algunos pronostican su desaparición, él se niega a ceder ante el pesimismo. “El catalán va a seguir existiendo. Las nuevas tecnologías son nuestras aliadas”, asegura con determinación. De hecho, ha estado trabajando en textos pensados para 2047, año en el que espera llegar a cumplir cien años.
¿Y cómo se siente escribiendo para un público que aún no existe? Con humor y reflexión profunda, nos cuenta que escribir es como tirarse al vacío: hay momentos gloriosos y otros llenos de dudas. Sin embargo, siempre encuentra consuelo en la risa y el autoconocimiento.
Mesquida rechaza las grandes manifestaciones culturales vacías que buscan atraer turismo masivo sin sustancia real detrás. “La verdadera cultura se construye día a día; está presente en los colegios, las carnicerías o los bares”, recalca con fuerza. Para él, la literatura es esencial; nos acompaña y nos enseña quiénes somos.