En una reciente entrevista, Jay Bentley, el bajista de Bad Religion, nos comparte la esencia de su banda, que se ha convertido en un pilar del punk rock californiano. Al cumplir 45 años, estos iconos del género no solo celebran su música, sino también un mensaje claro y potente: «Montamos una banda para no ser comidos por la sociedad al salir del colegio». Y vaya si lo han conseguido.
La conexión con España
Durante años, Bad Religion ha logrado conectar con el público español de manera sorprendente. «Creo que en lo más profundo de mí, siento que aquí la gente entiende nuestro mensaje y nuestra ironía», reflexiona Jay. De hecho, recuerda cómo en sus inicios en Europa solo Alemania les daba la bienvenida, pero a medida que se aventuraban hacia España, las multitudes comenzaron a crecer. ¡Y eso sí que es algo para celebrar!
La gira actual se titula ’45 Years Doing What You Want’, y aunque muchos pensarían que siempre han tenido libertad creativa incluso cuando estaban bajo el ala de una multinacional como Atlantic en los 90, Bentley aclara: «No fue fácil. Nadie quería escuchar lo que hacíamos». Sin embargo, sus inicios humildes les enseñaron a fijarse metas pequeñas y alcanzables.
No podían imaginarse el éxito rotundo que alcanzarían cuando eran solo unos adolescentes escondidos en el garaje de Greg Graffin escribiendo canciones para escapar del mundo exterior. Su primera meta era escribir diez canciones; después vino hacer un concierto. Nunca pensaron en tener un sello discográfico propio hasta que se dieron cuenta de que nadie les ofrecía contrato.
A medida que otros grupos como Green Day o The Offspring empezaron a brillar con presupuestos similares a los suyos, Bentley siente orgullo: “Ellos vendieron más discos que nosotros, pero nos hicieron visibles”. En realidad, su gratitud es palpable; esos días no fueron fáciles y cada pequeño logro significaba mucho.
Cuando hablamos sobre sus álbumes más determinantes, Jay menciona ‘Suffer’ (1988), destacando la emoción pura de crear sin expectativas ni presión comercial. A veces sentían como si fueran científicos locos experimentando en el estudio sin saber realmente qué saldría de allí; esa despreocupación les llevó a momentos mágicos.
Hoy en día están trabajando en nueva música mientras reflexionan sobre un mundo cambiante lleno de desafíos sociales. «No queremos parecer prepotentes», dice Jay con sinceridad, “pero sentimos que hacemos algo valioso”. Y así continúa la historia de Bad Religion: resistiendo y creando música significativa para tiempos difíciles.