El joven tenista español, Carlos Alcaraz, se encuentra a las puertas de un nuevo desafío: su debut en el torneo de Queen’s. Pero antes de lanzarse a la pista, ha compartido con una sonrisa cómo fueron sus días de relax en Ibiza tras alzar el trofeo de Roland Garros. «Salí el primer día, los otros no, que estoy ya mayor», bromeó entre risas, dejando claro que la fiesta ya no es lo suyo.
Un año más tranquilo y lleno de aprendizajes
«Este año fue más tranquilo que el anterior», confesó. Mientras recuerda sus noches pasadas, admite que solo salió la primera noche y luego prefirió la cama a altas horas. «A las doce ya estaba en la cama el martes y miércoles; eso sí, por la tarde disfruté un poco del ambiente», añadió con un guiño. Sin embargo, no todo ha sido fácil. El pasado verano recibió críticas por tomarse esos días de descanso justo antes del torneo. Aun así, terminó conquistando Wimbledon unas semanas después.
A pesar de las voces disonantes, muchos fans le animaron esta vez a desconectar y disfrutar tras su reciente triunfo ante Jannik Sinner. Alcaraz sabe que hay decisiones controvertidas: «La gente puede no estar de acuerdo con mis elecciones, pero quiero aprender a equivocarme. Me alegra sentirme apoyado; este año he notado ese respaldo y eso me viene bien para desconectar».
Así es como Carlos Alcaraz va creciendo tanto dentro como fuera de la pista. Su viaje a Ibiza se ha convertido en una tradición que le permite recargar pilas antes de los grandes retos. Un claro ejemplo de cómo encontrar un equilibrio entre ser profesional y disfrutar del momento.