En el corazón del emblemático Roland Garros, el nombre de Philippe Chatrier resuena con una mezcla de admiración y controversia. Este personaje, que dejó una huella indeleble en el tenis francés y mundial, es recordado no solo por sus aportes al deporte, sino también por decisiones que dejaron a más de uno con un mal sabor de boca. Ahora, su pista central acoge una placa en honor a Rafael Nadal, lo que añade otra capa a su compleja historia.
El hombre tras el mito
Chatrier nació en 1926 cuando el tenis ya empezaba a hacerse un hueco en la sociedad francesa. Con una carrera como tenista amateur y posteriormente como periodista y promotor del tenis, se convirtió rápidamente en una figura clave para el desarrollo del deporte. Su trabajo ayudó a multiplicar los jugadores con licencia de menos de 300.000 a más de un millón; hizo posible que Roland Garros brillara como torneo mundial y colaboró estrechamente con otras entidades para establecer los Grand Slam actuales.
Sin embargo, no todo fue color de rosa. En 1980, durante un partido crucial entre Manuel Orantes y Guillermo Vilas, Chatrier tomó una decisión que muchos consideran injusta. La historia cuenta que Vilas solicitó un aplazamiento por problemas estomacales, mientras Orantes esperaba pacientemente en la pista sin ser informado del cambio. ¿Y qué hizo Chatrier? Le pidió a Orantes que jugara al día siguiente para mantener al público entretenido. Un acto cuestionable si se tiene en cuenta que Manuel ya había ganado ese partido según las reglas.
A pesar del reglamento claro y su razón bien fundamentada, Orantes fue descalificado por incomparecencia tras decidir no presentarse al segundo intento. La ATP apoyó su causa y hasta llegó a los tribunales donde ganó, pero la mancha quedó marcada en su carrera.
Años después de esa polémica situación, ahora vemos cómo la pista Philippe Chatrier celebra los logros inmensos de Nadal con una placa homenajeada desde este pasado domingo. Algunos podrían interpretarlo como una especie de justicia poética; quizás sea hora de mirar hacia adelante mientras reflexionamos sobre las sombras del pasado.