En el majestuoso escenario del Masters 1000 de Montecarlo, Carlos Alcaraz ha dejado claro que su mentalidad va más allá de simplemente golpear una pelota. «Estoy muy contento con cómo estoy jugando», nos dice con esa autenticidad que lo caracteriza, mientras se toca la cabeza en un gesto de concentración. El murciano se prepara para debutar en este torneo después de dos años marcados por lesiones, y su entusiasmo es palpable.
La presión y las expectativas
El joven tenista no puede evitar notar la atención que recibe, y reflexiona sobre ello: «La gente se centra más en mí que en los rivales». Con una sinceridad desconcertante, añade: «Si pierdo es porque pasa algo y no creo que sea justo». Es evidente que Alcaraz no solo juega al tenis; él juega con emociones, expectativas y un deseo inquebrantable de demostrar su valía.
Al hablar sobre sus rivales y la competitividad del circuito, menciona las recientes victorias de jugadores como Draper y Mensik. Para él, cada torneo es una oportunidad llena de posibilidades: «Los cuadros están muy abiertos; hay muchos jugadores en forma que merecen estar aquí». Con cada palabra, se siente la conexión del jugador con el deporte, como si supiera que detrás de cada partido hay historias por contar.
Y mientras se prepara para enfrentarse al ganador del duelo entre Fabio Fognini y Fran Cerúndolo este lunes, Alcaraz está decidido a dejar su huella en la tierra batida. Su deseo es claro: volver a disfrutar del juego tras un tiempo ausente. «Tengo ganas de que llegue el debut», concluye con una sonrisa esperanzadora. Este chico sabe lo que quiere y está listo para luchar por ello.