Indian Wells. En este rincón californiano, Carlos Alcaraz se ha instalado nuevamente, y lo ha hecho rodeado de su familia y su equipo. A última hora del lunes, después de un agotador viaje con escala en Dallas, el murciano llegó a una impresionante residencia que ya se ha convertido en su hogar temporal durante el Masters 1000. Este es un ritual que repite por tercer año consecutivo, y no hay duda de que la magia que se vive entre esas paredes juega un papel crucial en su éxito.
Un equipo unido y comprometido
En esta gran casa no solo está Carlos; le acompañan Juan Carlos Ferrero, su técnico; Juanjo Moreno, fisioterapeuta; Alberto Lledó, preparador físico; Albert Molina, agente; Álvaro Alcaraz, su hermano y sparring; su padre Carlos Alcaraz; y Tomás Noguera, su tío. Una mezcla perfecta que crea una atmósfera familiar y colaborativa. La única ausencia es la de Juanjo López, el médico del equipo, quien siempre está presente cuando se le necesita.
La convivencia aquí es fundamental. Todos contribuyen a las tareas del hogar, desde cocinar hasta organizarse para disfrutar de los ratos libres juntos. ¿Y qué tal les va? No es casualidad que haya ganado las últimas dos ediciones de este torneo justo desde que decidieron dejar los fríos hoteles atrás para instalarse en casa. Y aunque esta práctica solo se repite durante la gira británica de césped más tarde en la temporada—donde alquilan otra vivienda cerca del All England Club—es evidente que este ambiente familiar ayuda a Carlitos a concentrarse mejor.
Además de competir al más alto nivel, Indian Wells ofrece un espacio perfecto para desconectar. Rodeado por extensas áreas verdes y campos de golf, Carlos aprovecha cada oportunidad para mejorar su hándicap e incluso intenta acercarse al 1.4 que tiene Ferrero. Esta afición al golf no solo sirve como terapia personal para alejarse del estrés del tenis; también es una manera fantástica de disfrutar de la naturaleza.
Entre entrenamientos y partidos hay tiempo para relajarse jugando al Exploding Kittens, el juego de cartas preferido por el número tres del mundo junto con sus seres queridos. Las horas pasan volando mientras compiten unos contra otros hasta que alguien cae eliminado por un gato explosivo.
Así es como vive Carlos Alcaraz: entre competiciones intensas y momentos lúdicos compartidos con aquellos que más ama. Sin duda alguna, este entorno único contribuye a forjar al campeón que conocemos hoy.