El RCD Mallorca ha decidido blindar su salida, y lo hace nada menos que colocando a Dani Rodríguez una cláusula del miedo. Este movimiento no es más que un intento de protegerse ante la posibilidad de que el futbolista gallego, conocido por su capacidad para cambiar el rumbo de un partido, acabe jugando en otro equipo de Primera División. Una decisión habitual en estas circunstancias, pero que revela el respeto y la preocupación que genera su talento.
Una despedida llena de gratitud
Esta tarde, el club bermellón ha hecho oficial la rescisión del contrato con Dani Rodríguez tras meses sin tener minutos bajo las órdenes de Jagoba Arrasate. Y es que no hay nada más frustrante para un jugador que sentirse apartado del juego. Dani ha expresado su deseo de volver a sentirse futbolista y poder demostrar todo lo que lleva dentro.
En sus palabras se nota la emoción: «La única palabra que se me repite es gracias». Así agradecía al club y a la afición después de siete años y medio defendiendo los colores del Mallorca. Un tiempo en el que, según él mismo dice, él y su familia se han sentido privilegiados por vivir en una isla tan hermosa como esta.
Dani también resalta lo importante que ha sido el cariño recibido desde el primer día hasta el último: «Espero haber devuelto ese cariño con trabajo y sacrificio». Y es que esa camiseta no solo era un símbolo; representaba esfuerzo diario y amor por un club que hoy le dice adiós con pesar.

