El Real Mallorca ha terminado la temporada 2024/25 con unas pérdidas de 9,9 millones de euros. Aunque la cifra puede sonar alarmante, desde la propiedad del club aseguran que está dentro de lo previsto y forma parte de un plan más amplio de inversión y crecimiento.
En Son Moix, el ambiente se siente diferente. Tras disfrutar de una temporada anterior con un beneficio de 6,4 millones, este último ejercicio ha traído consigo números rojos tras las inversiones en infraestructura y jugadores como Sergi Darder y Cyle Larin. Sí, es cierto que los números no son ideales: han pasado dos años seguidos cerrando con pérdidas, pero hay esperanza en los planes a largo plazo.
Una estrategia arriesgada pero necesaria
Desde 2022, el club ha inyectado 42 millones en fichajes y mejoras para asegurar su lugar en la Primera División. Alfonso Díaz, CEO del negocio, subraya que esta apuesta busca consolidar al equipo entre los diez mejores. «No queremos malvender a nuestros futbolistas», dice con firmeza. La idea siempre ha sido reforzar al equipo con jugadores consagrados para mantener la categoría. Pero ahora se está haciendo un giro hacia apuestas más jóvenes como Pablo Torre y Jan Virgili; esos nombres prometen un futuro brillante.
A pesar de las dificultades económicas, los ingresos ordinarios alcanzaron los 72,6 millones, y aunque la recaudación por abonados creció un 21%, los ingresos televisivos sufrieron una caída del 6,5%. Aún así, el optimismo sigue presente. El presupuesto para la plantilla en esta nueva temporada asciende a 61 millones, un claro aumento respecto a años anteriores.
Cada paso se está dando con cautela; pequeños avances sin arriesgar demasiado es el mantra que repiten desde la directiva. La meta es clara: hacer del Mallorca un club sólido en Primera División que pueda soñar con cosas grandes en el futuro.

