La victoria del Mallorca sobre el Getafe (1-0) no fue solo un resultado; fue un alivio, un respiro en medio de la tormenta. Con un gol de Muriqi en la primera parte, los bermellones lograron salir del descenso y dejar atrás las dudas que acechaban al equipo. En un día donde caer al parón en la zona baja era una posibilidad real, este triunfo se siente como un bálsamo para la afición y para todo el club.
Un partido que empezó a mil por hora
Desde el pitido inicial, se notó que había mucho en juego. Jagoba Arrasate decidió mover las piezas y dejó a Morlanes en el banquillo, apostando por Mascarell para dar más fuerza al centro del campo. Nadie podía permitirse fallar, y así salió el equipo: con ganas, intensidad y una estrategia bien definida.
Los primeros minutos fueron pura emoción. El Mallorca presionó alto, buscando imponer su juego frente a un Getafe que siempre es complicado. En ese intercambio de golpes, fue Muriqi quien golpeó primero. Un golazo tras una jugada rápida que hizo estallar de alegría a Son Moix y llenó de confianza a los jugadores. El chico sabía que debía ser decisivo, y lo fue.
A partir de ahí, aunque los azulones intentaron hacerse con el control del partido, la defensa mallorquinista mostró firmeza y garra. Hubo momentos tensos cuando Bergström tuvo que intervenir ante disparos peligrosos; su actuación fue clave para mantener la portería a cero.
Cada pase erróneo o falta ridícula del Getafe hacía crecer la frustración entre sus filas, mientras nosotros conteníamos la respiración en cada acción ofensiva rival. Pero lo importante es que nuestros chicos no se dejaron llevar por el miedo ni cayeron en provocaciones; demostraron carácter frente a adversidades.
Al final del encuentro quedó claro: este triunfo era vital para recuperar esa chispa perdida. Con doce puntos ya en su haber y a dos del descenso, esta victoria no solo aleja fantasmas temporales; también ofrece esperanzas renovadas para afrontar lo que viene.
El Mallorca celebra esta victoria como si fuera oro puro antes del parón internacional. Ahora queda seguir construyendo sobre esta base sólida que tanto necesitamos.

