Después de dos semanas llenas de incertidumbre y tensión en torno al caso de Dani Rodríguez, el Real Mallorca vuelve a la acción en LaLiga. Hoy se enfrenta a un Espanyol que llega en racha, pero lo cierto es que para los bermellones, cualquier cosa es mejor que seguir esperando más comunicados.
La verdad es que estos 14 días han sido un auténtico torbellino de comunicados y reacciones. Sin embargo, finalmente ha llegado el momento tan esperado. Jagoba Arrasate, el entrenador del equipo, se presenta en Cornellà con ganas de hacer borrón y cuenta nueva. Aunque todavía estamos en la jornada 4 y no hay urgencias clasificatorias, sí que existe una necesidad palpable de comenzar a sumar puntos.
Una victoria que podría cambiarlo todo
Y es que una victoria sería como un bálsamo para la atmósfera cargada que se respira por las calles de Palma. Esa sensación de lucha interna ha estado latente durante demasiado tiempo y solo unos buenos resultados pueden calmar las aguas. Porque cuando el equipo gana, ¡vaya si se nota! La alegría regresa a las gradas y los corazones laten con fuerza. Pero ojo, si las derrotas se acumulan… la presión puede convertirse en una bola cada vez más grande.
Maffeo regresa tras su polémica salida y ha pedido disculpas; esto le da a Arrasate todas sus cartas sobre la mesa para este partido. El dilema está servido: ¿apostar por una defensa sólida o arriesgarse con más jugadores ofensivos? En su último encuentro ante el Celta y durante los noventa minutos contra el Real Madrid, ya experimentó con tres centrales. Así que no sería raro verlo repetir esta táctica esta noche.
El centro del campo tiene opciones interesantes con Morlanes, Darder y Torre funcionando bien juntos; aunque Samu Costa podría ser clave si Arrasate busca un poco más de seguridad defensiva. En ataque, Muriqi parece inamovible mientras que Asano podría darle esa velocidad necesaria para sorprender al rival.
Por otro lado, el Espanyol llega fuerte después de sumar siete puntos en sus primeros partidos. Pero son conscientes del desafío que representa enfrentarse al Mallorca, sabiendo que ya han tenido encuentros difíciles contra Barcelona y Real Madrid. Hay nervios en ambos bandos porque saben lo mucho que está en juego.