El pasado sábado, Vedat Muriqi volvió a convertirse en el centro de atención, pero no por las mejores razones. Su partido contra el Barcelona fue un auténtico desastre que terminó con una expulsión en el minuto 39, dejando al Mallorca aún más desolado. Con la afición pidiendo a gritos su mejor versión, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿dónde está el Muriqi que deslumbró en sus primeras temporadas?
Un año para olvidar
Este inicio de temporada ha sido un calvario para el delantero kosovar. En los escasos 39 minutos que jugó antes de ver la roja, quedó claro que sigue lejos de su forma óptima. Se le notó sin confianza y errático, un contraste abismal respecto a lo que mostró cuando llegó al club. Para colmo, tras una pretemporada irregular donde apenas brilló y con las lesiones acumuladas tras sus compromisos con Kosovo, este nuevo capítulo se siente como un déjà vu doloroso.
A medida que avanza la temporada, la presión recae sobre él más que nunca. Sin Larin disponible y Abdón luchando por ganar confianza, cada gol parece depender exclusivamente de Muriqi. Y eso es algo que no se puede permitir si queremos ver al Mallorca competir como debe.
Parece ser que Muriqi necesita más tiempo del habitual para alcanzar su mejor forma física; quizás su particular estilo de juego requiere un proceso más largo para recuperarse plenamente. Pero mientras tanto, los errores clamorosos ante rivales como el Barcelona son difíciles de tragar para unos aficionados ya frustrados.
Lo cierto es que este sábado se vio a un jugador perdido: recibió críticas por querer dejar pasar balones fáciles y fallar oportunidades claras ante la portería rival. Si bien uno podría pensar que podría ser cuestión de nervios o falta de ritmo, los hinchas esperan mucho más de él.
Muriqi tiene ahora una nueva oportunidad frente al Celta para demostrar lo contrario y salir del pozo donde se encuentra sumido. Ya no hay tiempo para excusas; hay que encontrar esa chispa perdida antes de perderse definitivamente entre las sombras del olvido deportivo.