Este sábado, Son Moix se convirtió en un hervidero de emociones. Nunca antes, al menos que conste en los libros, había congregado a tantas almas en sus gradas: 23.318 aficionados llegaron dispuestos a apoyar al Real Mallorca contra el gigante Barcelona. Aunque el resultado fue una amarga derrota para los locales, lo que quedó grabado en la memoria colectiva es que la afición bermellona llenó su estadio como nunca antes.
Una cifra histórica y un ambiente vibrante
Aunque el recinto tiene capacidad para 26.000 personas gracias a la reciente reforma, este nuevo récord supera con creces la anterior marca establecida durante un partido contra el Real Madrid en abril de 2024, donde asistieron 23.244 espectadores. Pero claro, siempre hay matices; algunos asientos vacíos recordaban que aún hay margen para seguir creciendo.
A pesar del buen ambiente y las localidades vendidas, muchos abonados -que son alrededor de 23.000- decidieron no acudir al encuentro, lo que limitó aún más esa sensación de lleno absoluto que todos deseábamos ver. En realidad, la mejor entrada del año pasado también tuvo lugar en el primer partido de Liga contra el mismo rival: 23.010 espectadores.
Pero si hubo algo que dejó un sabor amargo fue la actuación del árbitro José Luis Munuera Montero. En solo media hora arruinó lo que prometía ser un debut emocionante para los hombres de Jagoba Arrasate, dejándolos con nueve jugadores al descanso y dos goles abajo. La cosa comenzó torcida desde muy pronto cuando Raphinha abrió la lata en apenas siete minutos; luego llegó otro gol más discutido que sentenció aún más las esperanzas mallorquinistas.
Lo peor llegó cuando Lamine Yamal disparó desde fuera del área y su balón rebotó en Raíllo justo delante del árbitro sin que él hiciera nada. Muchos jugadores pensaron que Munuera detendría el juego por la caída de Raíllo; sin embargo, eso no ocurrió y acabó convirtiéndose en una situación aún más complicada para nuestros chicos.
Así es cómo nos sentimos hoy: celebrando un récord histórico en Son Moix mientras reflexionamos sobre las decisiones arbitrales que dejaron mucho qué desear. Sin duda, esta jornada quedará marcada tanto por los números como por las emociones encontradas.