La tarde del pasado sábado fue un auténtico torbellino en Son Moix. La ilusión del RCD Mallorca por su estreno liguero se convirtió rápidamente en frustración, gracias a la actuación del árbitro José Luis Munuera Montero, que dejó a todos boquiabiertos. En apenas 45 minutos, este colegiado andaluz no solo mostró dos tarjetas rojas, sino que también validó un gol muy discutido que desató la indignación de los aficionados.
Un inicio desastroso
Todo comenzó con un gol de Raphinha para el Barcelona en el minuto siete, una jugada que ya dejaba entrever lo que estaba por venir. Pero fue en el minuto 23 cuando las cosas se salieron de control. Lamine Yamal disparó desde fuera del área y, tras chocar con Antonio Raíllo —que caía al suelo tras recibir un golpe en la cabeza— el balón terminó en la red. La incredulidad se apoderó de Son Moix; Munuera Montero no pitó falta alguna y dejó seguir la jugada, algo que hizo explotar las protestas del Mallorca.
A medida que las voces de los jugadores bermellones clamaban justicia, el árbitro decidió sacar su tarjeta. Primero fue Morlanes quien vio la roja tras una entrada a Yamal; se marchó haciendo gestos de impotencia mientras los aficionados ya empezaban a perder la fe. No pasó mucho tiempo antes de que Muriqi fuese expulsado también. El kosovar apenas tocó al portero rival sin intención de hacer daño, pero eso no detuvo al colegiado, quien cambió amarilla por roja tras consultar con el VAR.
Y como si eso fuera poco, justo antes del descanso llegó otro momento escandaloso: Raphinha cometió una entrada bastante más peligrosa sobre Mateu Morey y solo recibió una amarilla. Los seguidores estaban furiosos; muchos comenzaron a abandonar sus asientos antes incluso de llegar al descanso.
Así fue como un debut lleno de promesas se transformó en un mar de dudas para el Mallorca. La sensación general era clara: no solo estaban jugando contra el Barcelona, sino también contra decisiones arbitrales que parecían tirar por tierra sus esperanzas desde muy temprano.