En una tarde donde el calor del verano aún se dejaba sentir, Son Moix no brilló como debería. La presentación de la plantilla del Mallorca para la temporada 25/26 no fue lo que todos esperaban. El entrenador, Jagoba Arrasate, único en dirigirse a la afición, pidió unidad en un entorno donde ya se notan las tensiones.
Afición dividida y pitos resonantes
Cyle Larin y Pablo Maffeo escucharon los pitos que resonaban entre los pocos aficionados presentes, un claro aviso de lo que les espera en solo una semana contra el Barcelona. Aunque había unos diez mil aficionados animando al equipo, los seguidores del Hamburgo lograron hacerse notar con fuerza.
A medida que avanzaba la presentación, quedaba claro que el clima no era propicio para reconciliaciones. Gestos pasados de Maffeo y Larin hacia la grada han dejado heridas abiertas. La afición no olvida, y ambos jugadores tienen en su haber más críticas que elogios. Mientras tanto, Maffeo estuvo cerca de salir al Nottingham, pero las negociaciones se estancaron por la cifra exigida por el director deportivo.
Larin vive una situación diferente; apenas hay clubes dispuestos a hacerse cargo de su salario elevado. Su futuro es incierto y también está marcado por rumores constantes. Con ambos futbolistas catalogados como transferibles, parece que las salidas son inevitables aunque todavía haya tiempo hasta el cierre del mercado.
La presentación fue rápida y sin mucho brillo. Todos los jugadores saltaron juntos al campo, mientras Jaume Colombàs, el speaker, presentaba a cada uno de ellos con entusiasmo contenido. Al final, Arrasate tomó el micrófono y lanzó un mensaje esperanzador: “Estamos a una semana de comenzar una nueva temporada y las cosas suelen salir mejor si estamos unidos”. Un deseo compartido por muchos, pero difícil de alcanzar en medio de tanta tensión.
A medida que se acercan los días previos al primer partido oficial, queda claro que tanto la afición como los jugadores deben encontrar un camino hacia la paz si realmente quieren luchar juntos por objetivos comunes. El tiempo dirá si son capaces de dejar atrás estas diferencias o si seguirán tirando piedras sobre su propio tejado.