En la calidez de Bad Häring, donde el Mallorca se prepara para la nueva temporada, Sergi Darder nos recibe con esa sinceridad que le caracteriza. Desde su mirada reflexiva, este centrocampista de Artà no tiene miedo a poner las cartas sobre la mesa. «Si hacemos de ir a Europa nuestro objetivo principal, estamos cometiendo un gran error. Esa presión es completamente irreal para nosotros», afirma con claridad.
Una ambición más realista
Darder se muestra entusiasmado con la llegada de nuevos talentos como Pablo Torre, y confía en que juntos pueden construir algo grande en el centro del campo. “Nuestra meta debe ser superar la décima posición del pasado año”, dice con determinación. En esta pretemporada ha notado un cambio en los entrenamientos; ahora hay más trabajo con balón y menos carreras largas por el bosque. “La carga física se siente, pero tener el balón entre los pies lo hace todo más llevadero”, añade.
Al hablar sobre el final del curso anterior, Darder reconoce que las vacaciones han sido necesarias para desconectar. “Siempre sirven para resetearte, ya sea tras un buen o mal final”. Sin embargo, no oculta su autocrítica al recordar cómo cayeron en una relajación peligrosa tras una primera vuelta prometedora. “No debemos creernos mejores de lo que somos; si no damos el 110%, la Liga nos pondrá en nuestro lugar”, advierte.
Sobre los objetivos del Mallorca, recalca que deben centrarse primero en consolidar al equipo y conseguir una salvación cómoda antes de soñar con Europa. «Es crucial ser realistas y humildes; salvarnos pronto debería ser nuestra prioridad», subraya.
Darder también habla sobre las expectativas ante un inicio complicado contra los equipos grandes: «Es un reto duro, pero tenemos ganas y sabemos que podemos competir». Con sus palabras resuena la necesidad de mantener los pies en el suelo mientras se construye algo sólido para el futuro.