En el corazón de Palma, Alfonso Díaz, el CEO de Negocio del Real Mallorca, se enfrenta a un mar de opiniones encontradas. En una reciente charla con Diario de Mallorca, no dudó en abordar las críticas que le llegan desde algunos sectores de la afición. Con una actitud reflexiva, afirma que todo lo que hacen es para hacer crecer al club y dejar atrás los momentos difíciles.
¿Qué hay detrás de las críticas?
Díaz sabe que la afición tiene voz y voto. ‘La afición es soberana’, dice con convicción. Y aunque reconoce que han recibido comentarios desafiantes sobre la necesidad de un representante social dentro del club, su respuesta es clara: “Hasta ahora hemos estado trabajando en lo nuestro”. Su intención parece ser mejorar sin dar un giro radical a la estructura actual.
Aunque muchos claman por cambios significativos, él defiende su gestión con orgullo. “El club está saneado”, asegura mientras explica cómo han transformado una situación crítica desde su llegada en 2016. Pero entonces, surge la pregunta: ¿se siente valorado? “Sí”, responde sin dudarlo. ‘En mi día a día esa es mi realidad’. Habla con gente constantemente y recibe elogios por el esfuerzo realizado.
Sin embargo, hay quienes perciben una relación fría entre el club y sus aficionados. Él no lo ve así; siente que están más conectados que nunca gracias a las 82 peñas existentes. ‘Cada quince días me recorro la isla y veo cómo crece el mallorquinismo’, comparte con entusiasmo.
A medida que avanza la conversación, surgen temas delicados como su relación con Jagoba Arrasate o los fichajes para mejorar el equipo. Asegura tener una buena conexión con el entrenador y considera lógico querer reforzar la plantilla: “¿Qué entrenador no pide un buen mercado?”, plantea con ironía.
A pesar de reconocer las tensiones propias del fútbol moderno y las críticas en redes sociales –que prefiere evitar–, Alfonso sigue firme en su misión: cuidar del legado del Mallorca mientras escucha atentamente a quienes apoyan al equipo cada domingo en Son Moix.