Este viernes, el mundo del fútbol se vistió de luto al conocerse la noticia del fallecimiento de Toño, un querido exfutbolista que dejó su huella en el Real Mallorca durante la temporada 1981-82. Nacido en Valladolid hace 72 años, Antonio Díez Mateo solo defendió las camisetas del club bermellón y la blanquivioleta de su tierra natal. Su trayectoria como centrocampista fue marcada por un incansable esfuerzo y una velocidad que lo hacían destacar en el campo.
Aquel verano de 1981, Toño se unió a un Mallorca que recién había ascendido a Segunda, bajo la dirección de Antonio Oviedo. Junto a él llegaron otros futbolistas como Barrera y Kustudic, formando un equipo lleno de promesas y esperanzas. Sin embargo, esa temporada no fue fácil; el club enfrentó numerosos cambios tanto dentro como fuera del campo. De hecho, Oviedo fue destituido antes de concluir la primera vuelta.
Un legado imborrable
A pesar de los altibajos y un final inesperado para sus expectativas, Toño jugó 21 partidos con el equipo mallorquín; era titular indiscutible para Oviedo pero su rol cambió con la llegada de Lucien Muller. Tras despedirse del fútbol profesional al finalizar esa campaña, encontró una nueva pasión en el mundo de la restauración.
Hoy recordamos a Toño no solo como un jugador, sino como parte integral de una historia que nos une a todos los que amamos este deporte. Su dedicación y amor por el fútbol siempre quedarán grabados en nuestros corazones.