El Getafe llegó a Palma con más urgencias que el Mallorca, y parece que se lo tomó más en serio. A pesar de todo, el partido no fue precisamente un espectáculo. ¿Quién puede recordar un Mallorca-Getafe atractivo? Los aficionados locales tuvieron que esperar hasta el minuto noventa y tres para ver la única ocasión clara entre los tres palos, un gol de Larin que no sirvió para nada. ¿Por qué? Porque el canadiense decidió celebrar con la grada sin saber exactamente por qué. Vamos, que no se puede quejar del trato recibido después de una temporada llena de altibajos.
Una nueva decepción para los mallorquinistas
Y así se cerró la temporada en Son Moix: con otro chasco para los seguidores mallorquinistas, quienes volvieron a ser testigos de cómo su equipo se mostraba incapaz de generar juego ofensivo. Ni una sola rematada durante el tiempo reglamentario y sí muchos errores defensivos que nos llevan a preguntarnos: ¿cómo es posible que el Mallorca sumara treinta puntos en la primera vuelta?
Los jugadores y el cuerpo técnico tienen las respuestas, pero desde fuera es evidente que durante los primeros meses se vio un equipo con destellos interesantes: defendiendo bien, aprovechando contras y jugadas a balón parado, además de mostrar una intensidad digna de destacar. Todo eso parece haber quedado atrás desde que comenzó la segunda vuelta, donde el único objetivo ha sido mantener la categoría.
En este encuentro contra el Getafe pasó algo similar a otros partidos: Muriqi ganó casi todos los balones divididos pero aún está lejos del rendimiento óptimo tras su lesión. La próxima jornada cierra la liga y muchos aficionados respirarán aliviados.