No puede ser. Eso es lo que pensó la afición del Real Mallorca cuando vio cómo se les escapaba un punto dorado en el Santiago Bernabéu, ante un Real Madrid que llegaba con más bajas que efectivos. En un final de partido digno de una película de terror, un error garrafal de Copete a solo cuarenta segundos del pitido final dejó al equipo bermellón sin la recompensa que tanto había luchado. Jacobo aprovechó la oportunidad y marcó el 2-1 definitivo, tirando por tierra el gran esfuerzo realizado por Leo Román y compañía.
Una noche llena de altibajos
El encuentro comenzó como un sueño para el Mallorca. Valjent anotó un golazo en el minuto 11 que hizo estallar de alegría a los seguidores. Pero no todo fue fácil; Leo Román, con paradas impresionantes, mantuvo al Madrid a raya durante gran parte del partido. Desde Mbappé hasta Bellingham pasaron por sus manos, y su actuación se convirtió en la verdadera historia de la noche.
Jagoba Arrasate había preparado bien su estrategia, buscando frescura en cada rincón del campo. La primera mitad fue un despliegue defensivo donde los bermellones supieron aprovechar las debilidades del rival. Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo, esa resistencia fue desgastándose.
En la segunda parte llegó el momento crítico: Mbappé empató y los ánimos cambiaron drásticamente. El Madrid apretó y arrinconó al Mallorca en su área como si se tratara de una tormenta perfecta. Y aunque hubo destellos de esperanza como las oportunidades perdidas por Morey y Domènech, era evidente que resistir sin atacar era una misión casi imposible.
La noche se tornó oscura cuando ese error fatal se produjo. Copete quiso proteger un balón sin saber que Jacobo estaba al acecho y así culminar una remontada inesperada para los locales. Con esa jugada cayeron todas las ilusiones de llevarse algo positivo a casa.
Ahora solo queda levantarse y mirar hacia adelante; la próxima batalla contra el Getafe espera con ansias un Mallorca decidido a redimirse tras esta amarga derrota.