El partido de ayer en el Santiago Bernabéu dejó un sabor agridulce para el RCD Mallorca. Un encuentro donde los nuestros, liderados por un valiente Leo Román bajo los palos, dieron la cara ante un gigante como el Real Madrid. Desde el minuto 11, cuando Valjent abrió la lata, hasta ese fatídico gol de Jacobo en el 94, vivimos una montaña rusa de emociones.
Una batalla que se convierte en tragedia
Al principio, el Mallorca mostró su mejor cara y controló el juego. Con posesiones largas y pausadas, parecía que la victoria parcial estaba al alcance de la mano. Sin embargo, a medida que avanzaba la segunda parte, la presión del Madrid comenzó a apretar y nuestra defensa tuvo que hacer frente a una lluvia interminable de córners. En esos momentos críticos, nuestro portero brilló como nunca; Leo Román se convirtió en un muro que frustró las intenciones de figuras como Bellingham y Mbappé.
Pero todo lo bueno tiene un final y fue en ese último suspiro cuando se nos escapó el puntito dorado. La decepción fue palpable; Arrasate no podía ocultar su tristeza: ‘Es un golpe muy duro para nosotros’. Y cómo no sentirlo después de haber luchado con tanta garra.
A pesar del doloroso desenlace, todavía hay esperanza. El camino hacia Europa sigue abierto aunque esté más alejado tras esta derrota. Con dos partidos cruciales por delante contra Getafe y Rayo Vallecano, no podemos tirar la toalla tan fácilmente. Así que aquí seguimos, con ganas de pelear hasta el final.