Si hay algo que hace al fútbol tan cautivador son momentos como los que vivimos en el primer tiempo del partido en el Bernabéu. Un equipo repleto de internacionales, cuyos nombres todos conocemos, se enfrentó a un portero que, hace apenas un año, defendía la portería en Segunda. Leo Román volvió a demostrar su talento con una primera parte espectacular, comparable incluso a sus mejores intervenciones contra el Barça. Sin duda alguna, este joven eivissenc se ha convertido en el gran baluarte del Mallorca en esta recta final de temporada y es más que justificada cualquier reclamación que desee hacer.
Un esfuerzo solitario ante un gigante
Aunque no hay duda de que el Madrid fue infinitamente superior al Mallorca, lo cierto es que todo el esfuerzo de Román quedó empañado por las fallas defensivas. En ocasiones no basta con hacer paradas impresionantes si tus compañeros no están a la altura. Y así fue como llegó el gol de la victoria madridista: Copete, ese defensor que debería proteger al guardameta, regaló un gol en una jugada ridícula. La errada de Copete es casi imperdonable; y lamentablemente no es la primera vez que cae en errores tan evidentes.
A lo largo del encuentro, el Mallorca soportó una lluvia de ataques del Madrid, con cerca de treinta córners sin conseguir marcar ninguno. Sin embargo, los mallorquinistas tuvieron su oportunidad clara para hacer daño cuando Morey falló ante un bien posicionado Courtois. A pesar de esos destellos prometedores, la derrota era previsible desde lejos porque nuestro equipo nunca logró salir jugando con claridad. Menuda pena pensar en cómo los aficionados barcelonistas veían al Barça como campeón mientras nosotros luchábamos por sobrevivir.