En un partido que parecía destinado a ser una pesadilla para el RCD Mallorca, Dominik Greif se erigió como el gran salvador del equipo. La derrota por 1-0 ante el Girona fue dura, pero gracias a las intervenciones del portero eslovaco, lo que podría haber sido un verdadero escándalo terminó siendo solo una herida.
Si en las últimas derrotas estamos hablando de que el mejor jugador es el portero, amigos, hay algo que no funciona. Durante todo el encuentro, Greif realizó hasta cuatro paradas espectaculares frente a Yangel Herrera, Tsygankov, Portu y Blind. Sin duda, él fue la única luz en un mar de sombras donde su equipo naufragaba tanto en defensa como en ataque.
El dominio del Girona y la fragilidad del Mallorca
No era ningún secreto: el Girona llegaba con una racha de tres meses sin ganar y ocupando los últimos puestos de la tabla. Pero eso no detuvo su ambición. Fue un duelo donde los bermellones parecieron tener miedo escénico; la defensa se mostró endeble y incapaz de contener a los rivales. A pesar de contar con cinco defensas en alineación, Jagoba Arrasate no encontró la fórmula para frenar el vendaval.
Cada intervención de Greif fue como un grito desesperado pidiendo ayuda a sus compañeros. Un disparo desde fuera del área, otra parada increíble; Tsygankov y Portu pudieron sentenciar el partido varias veces, pero ahí estaba él para evitarlo. Sin embargo, esta actuación brillante del portero no puede ocultar lo evidente: hay problemas más profundos en este equipo.
Muchos aficionados se preguntan qué ha pasado con esa solidez defensiva que alguna vez caracterizó al Mallorca. No importa cómo se mire el resultado final; aquellos que vieron el partido saben que la realidad fue muy distinta a lo que refleja el marcador. Mientras todos cuestionan si Greif debería seguir siendo titular o si Leo Román merecía otra oportunidad tras brillar contra el Barça, queda claro que la afición tiene mucho de qué hablar este verano.