Las cosas no van bien para Manu Morlanes, el centrocampista del Real Mallorca. Tras haber luchado con todas sus fuerzas para recuperarse de una lesión que lo mantuvo alejado del campo, parece que la suerte le ha vuelto a dar la espalda. La recaída en sus problemas de isquiotibiales lo mantendrá fuera de juego entre dos y tres semanas más. Una verdadera faena, sobre todo ahora que el equipo se enfrenta a un calendario apretado.
Un camino complicado por delante
Con la cita ante el Girona cada vez más cerca, las esperanzas de verlo en acción se desvanecen. Y es que su ausencia se siente en el equipo, ya que ha sido una pieza clave durante toda la temporada. Jagoba Arrasate podría respirar un poco aliviado por otros jugadores recuperados, pero Morlanes siempre aporta ese equilibrio tan necesario entre defensa y ataque.
Las próximas semanas prometen ser un reto mayúsculo para los bermellones: tres partidos en solo nueve días. Aún hay quienes piensan que podría estar listo para enfrentarse al Getafe, aunque dependerá de cómo evolucione su estado físico. Si la situación del equipo cambia drásticamente y caen en la pelea por Europa, quizás no tendría sentido forzar su regreso antes de tiempo.
Con solo seis partidos disputados esta temporada debido a las lesiones, Morlanes ha demostrado ser uno de los jugadores más talentosos del club junto a Sergi Darder. Ahora todos esperan que esta pausa sea solo eso, una pausa, y no algo más grave que pueda costarle lo que queda de campaña. El Mallorca necesita a su mejor versión si quiere mantener viva la llama de sus aspiraciones.