La reciente actuación de Leo Román ante el Barcelona ha desencadenado una tormenta en el Mallorca. El joven portero ibicenco, que deslumbró con sus paradas a pesar de la derrota (1-0), ha hecho estallar su malestar hacia el club. Tras el partido, en una charla con los medios, no se guardó nada: «No estoy recibiendo las oportunidades suficientes», confesó en Movistar. Y ya antes, había dejado caer su frustración sobre la gestión del equipo sin mencionar nombres.
Un grito de auxilio desde Son Moix
Román, visiblemente molesto, compartió sus sentimientos: «Llevo meses sin jugar y es complicado estar concentrado. Intento demostrar mi valía tanto dentro como fuera del campo». Sin embargo, sus palabras no han sentado bien en la cúpula del Mallorca, donde consideran que se trata de una falta de respeto al cuerpo técnico liderado por Jagoba Arrasate. Ellos son los que toman las decisiones sobre quién juega.
A lo largo de la temporada, hemos visto cómo Román ha expresado su descontento con ser suplente del también portero Dominik Greif. Aunque sus quejas anteriores parecían comprensibles, esta vez han cruzado una línea que podría tener repercusiones. En lugar de hablar más sobre sus increíbles intervenciones bajo los palos, parece que ahora solo se discute su enfado por no tener más minutos.
Tanto él como Greif habían dejado claro que alternar en la portería no les convence; una decisión difícil para Arrasate. A pesar de tener contrato hasta 2026 y opciones para mejorar su situación contractual, ambos quieren sentirse elegidos como titulares. La situación se complica aún más cuando recordamos que Román recibió este verano propuestas atractivas del Genoa, aunque finalmente todo quedó en nada.
A medida que avanzamos hacia el final de temporada y tras haber disputado seis partidos este curso —incluyendo alguna convocatoria con la selección sub-21— parece claro que su futuro está en juego. ¿Cómo manejará Arrasate esta delicada situación? La tensión está servida y todos miran a Son Moix con expectación.