El Real Mallorca no pudo encontrar su ritmo en casa y dejó escapar una oportunidad valiosa al empatar 0-0 contra el Leganés. A pesar de que los de Jagoba Arrasate solo se activaron en los últimos minutos, el encuentro dejó un sabor amargo para los aficionados, que esperaban más garra y ambición. Con la derrota del Celta y el empate del Rayo Vallecano, esta era una ocasión ideal para dar un paso adelante en la lucha por Europa.
Un partido sin chispa
A lo largo del encuentro, los bermellones parecieron perdidos en el campo, con una falta de valentía que se notó desde el primer minuto. El Leganés, con la presión del descenso sobre sus hombros, salió decidido a llevarse el partido. Los primeros diez minutos fueron claramente suyos; ellos tenían las ideas más claras mientras nosotros apenas sabíamos qué hacer con la pelota.
La primera gran oportunidad llegó en el minuto 22: Abdón, tras un centro desafortunado de la defensa pepinera, falló un disparo que debería haber sido gol. La frustración empezaba a crecer entre los aficionados. El Mallorca carecía de precisión y velocidad en ataque; simplemente no lograban romper la sólida defensa del rival.
Tras el descanso, todo seguía igual. Ambos equipos luchaban por crear peligro sin mucho éxito. El entrenador, Arrasate, decidió cambiar las cosas sacando a Abdón y Dani – quien vio tarjeta amarilla y tampoco estará ante el Barça – buscando frescura con Marc Domènech y Antonio Sánchez. Aunque estos cambios animaron un poco a la afición, la situación seguía siendo complicada.
La mejor ocasión llegó en el minuto 88 cuando Larin tuvo en sus pies una clara oportunidad para marcar. Sin embargo, optó por rematar él mismo cuando Antonio estaba completamente solo para hacer el gol que tanto necesitábamos. Al final, nos quedamos con un punto que sabe a poco después de un partido tan decepcionante.