La ilusión europea del Mallorca parecía tan cercana, casi palpable, pero la realidad se ha encargado de recordarnos que el camino está lleno de baches. Después de perder ante el Celta, un rival directo en la lucha por la salvación, y empatar con el Leganés, un equipo que no está precisamente brillando en la clasificación, las esperanzas se han desvanecido poco a poco.
Un partido para olvidar
En ese encuentro contra el Leganés, muchos esperábamos una explosión de talento y energía. Pero lo que vivimos fue todo lo contrario: 84 minutos de pura monotonía y solo cinco minutos donde parecimos despertar. Con un único disparo entre los tres palos durante toda la segunda parte, el espectáculo fue tan escaso que hasta los más fieles se sintieron decepcionados en las gradas.
Tácticamente, Arrasate optó por su habitual defensa sólida. Sin embargo, frente a un Leganés que jugaba sin apenas delanteros, esta estrategia dejó mucho que desear. Valjent se atrevió a subir al ataque más veces de las necesarias mientras Larin y Abdón clamaban por balones que nunca llegaron.
A pesar de todo esto, hubo una luz en medio del gris: Marc Doménech apareció como una promesa fresca y emocionante para el futuro del club. Ahora bien, si queremos apuntar alto en esta liga debemos afinar nuestra puntería antes de enfrentarnos a grandes rivales como Barcelona o el Bernabéu. La pregunta es: ¿será capaz el Mallorca de encontrar esa chispa perdida fuera del calor de Son Moix?