El Mallorca ha conseguido un triunfo de esos que marcan la diferencia, un golpe sobre la mesa contra la Real Sociedad que resuena en el corazón del equipo y de su afición. Su entrenador, Jagoba Arrasate, no se ha dejado llevar por la euforia, más bien ha mantenido los pies en la tierra. «Es una victoria de mucho mérito», dice con sinceridad mientras refleja una sonrisa contenida. Y es que después del duro varapalo de la semana pasada, este resultado les proporciona un soplo de aire fresco.
Una alegría que reconforta al grupo
“Hemos hecho lo que teníamos que hacer: defender bien y ser efectivos”, continúa Arrasate. La clave estuvo en aprovechar las oportunidades y marcar primero; así, Larin encontró el camino hacia el gol y todo cobró sentido. “La primera vez que marcamos refuerza nuestra estrategia”, explica con satisfacción. Al final del partido, ese 0-2 dejó a los rivales inquietos y nerviosos. “Nos acercamos más al tercero que ellos al primero”, añade orgulloso.
Y es que el fútbol tiene esas cosas; puede cambiar en un instante. El técnico recuerda cómo un gol anulado podría haber cambiado el rumbo del encuentro, pero esta vez todo salió según lo planeado. Con este triunfo, el equipo no solo suma puntos; revive esperanzas europeas tras dos derrotas consecutivas que parecían desvanecer los sueños de sus seguidores.
“Desde dentro nunca nos rendimos”, asegura Arrasate con determinación. Hoy celebran pero saben que esto es solo un paso más en su camino hacia lo grande. Ahora toca preparar el siguiente reto: “Hay que mantener esa intensidad y concentración frente al Leganés”, concluye con firmeza.
Así se erige un Mallorca sólido y decidido a luchar hasta el último segundo por su plaza en Europa, recordando siempre las enseñanzas del pasado para construir un futuro prometedor.