La situación del RCD Mallorca se ha vuelto crítica tras las recientes lesiones de Vedat Muriqi, Takuma Asano y Manu Morlanes durante el último encuentro contra el Celta. En un momento decisivo de la temporada, Jagoba Arrasate se ve obligado a hacer malabares para mantener al equipo en pie ante las últimas ocho jornadas de Liga.
Muriqi, que pidió el cambio en el minuto 37 después de caer al suelo, arrastraba molestias desde antes del parón de selecciones. Se perdió el duelo contra el Valencia por precaución, pero su situación ahora es alarmante. Mientras tanto, Asano repite la misma historia; una lesión anterior le mantuvo fuera casi tres meses y, justo cuando parecía haber encontrado su ritmo, vuelve a resentirse en el mismo lugar. El temor entre los aficionados crece con cada día que pasa.
Un panorama complicado
Morlanes tampoco ha tenido suerte este año. Después de caer lesionado tras la Supercopa contra el Real Madrid y tardar casi dos meses en volver, ahora parece que la historia se repite. Salió del campo con una sobrecarga y las pruebas han confirmado que necesitará un tiempo más para recuperarse.
Arrasate enfrenta un gran desafío: sin suficientes recambios y con varios titulares fuera de juego por lo menos durante los próximos tres partidos, tendrá que buscar nuevas estrategias para sobrevivir en la competición. Aunque ya han logrado prácticamente asegurar su permanencia con esos 40 puntos, su rendimiento ha bajado drásticamente este año. Las derrotas recientes no solo duelen por los resultados; dejan un sabor amargo que aleja al equipo incluso de una posible clasificación europea.
A medida que se acerca esta fase clave de la liga, todos miran hacia Arrasate: «Este no es el Mallorca que quiero», expresó recientemente. La afición espera ansiosa ver cómo reorganiza al equipo y si puede encontrar soluciones creativas entre sus jóvenes talentos del filial o quizás ajustar su estilo de juego ante esta adversidad inesperada.