La noche del sábado estaba llena de emoción y tensión en el duelo entre el Osasuna Magna y el Palma Futsal. A medida que avanzaba el encuentro, las esperanzas de los aficionados fueron creciendo, solo para desvanecerse en un instante cruel. Los hombres de Antonio Vadillo se marcharon de Pamplona sin nada en el bolsillo tras una derrota por 4-3, un golpe devastador que llegó con un gol casi al final del partido.
Un partido repleto de altibajos
Desde el primer silbido del árbitro, la igualdad era palpable, aunque los locales se mostraban más peligrosos. Al principio, parecían ellos quienes tenían el control del juego, creando ocasiones que hacían temblar a la defensa palmesana. Pero ahí estaban los nuestros, resistiendo como verdaderos guerreros. Fue a los tres minutos cuando Pachu robó un pase fallido de Denis y asistió a Cerviños para abrir la lata. Sin embargo, lejos de rendirse, Lucao brilló con luz propia y logró empatar con una volea espectacular tras un córner.
A medida que avanzaba la primera parte, el Palma se asentó en campo contrario pero les faltó esa chispa extra para transformar su dominio en goles. La presión era intensa; Lucao lo intentó por activa y por pasiva buscando su segundo tanto. Pero a cinco minutos del descanso, llegaron las malas noticias: acumulaban cinco faltas y Sota aprovechó para marcar desde los diez metros antes del descanso.
El segundo tiempo comenzó con nerviosismo; las faltas se acumulaban rápidamente para ambos equipos. Pero justo cuando parecía que todo estaba perdido, Mateus Maia apareció como salvador e igualó de nuevo el marcador gracias a un magistral pase de Charuto. El partido se mantenía muy igualado hasta que Ernesto puso al Palma por delante 2-3 con un tiro directo justo antes de entrar en la recta final.
A siete minutos del final ambos equipos tenían cinco faltas sobre sus espaldas y Denis tuvo que hacer una parada crucial para mantener la ventaja visitante. Pero entonces llegó ese momento fatídico: Dani Saldise anotó el 3-3 cuando quedaban apenas tres minutos en el cronómetro. Y como si no bastara con eso, a dieciséis segundos del pitido final y jugando ya con portero-jugador, Pachu sentenció la noche anotando el 4-3 definitivo.
No cabe duda de que este partido deja una amarga sensación entre los seguidores palmesanos; lucharon hasta el último segundo solo para ver cómo les arrebataban esos puntos vitales en un abrir y cerrar de ojos.

