Antonio Vadillo, con una sonrisa que no se le borra, observa cómo sus jugadores dejan todo en la cancha. Tres veces seguidas en la Champions League para el Palma Futsal tras una victoria contundente de 9-4 sobre el Kairat Almaty. «Me quito el sombrero con estos jugadores», asegura con emoción. Lo que están logrando esta temporada es sencillamente asombroso. Después de diez meses de esfuerzo, están compitiendo en todas las ligas y rindiendo a un nivel excepcional.
«Hemos enfrentado a gigantes como el Barça y el Sporting», continúa Vadillo, claramente orgulloso. Y ese orgullo no solo proviene de los resultados; también refleja la confianza y dedicación de sus chicos. «Soy del Palma, del equipo y del club», dice sin dudar. Aunque no sabe si estará aquí toda la vida, lo que tiene claro es que desde el primer día soñó con esto, aunque nunca imaginó llegar tan lejos.
Un sentimiento compartido
El técnico destaca cómo cada victoria resuena en todos ellos: «Estoy muy contento de ver a todos así de felices». Y es que hay razones para celebrar, especialmente pensando en José (Tirado), quien ha vivido momentos difíciles recientemente. «Quiero dedicarle esta victoria a él», añade Vadillo con sinceridad.
Aprovecha también para felicitar al club y al equipo por lo logrado hasta ahora: «Es nuestra tercera final este año y hemos jugado alrededor de 9 o 10 finales en total; hay que disfrutar siempre, ganemos o perdamos». Lo que este grupo les regala es increíble y su compromiso es espectacular.
Sin embargo, el día no estuvo exento de tristeza para Vadillo: «Hoy he perdido a mi tío, que era como un segundo padre para mí», confiesa emocionado. Se acordó de él durante el partido y lamenta que no pueda ver todo lo que están consiguiendo.
Finalmente, menciona al Kairat y a Marlon: «A veces los partidos simplemente salen así», reflexiona. Pero eso no opaca su alegría ni su respeto por los rivales. En definitiva, un momento memorable tanto dentro como fuera del campo.