El mundo de la gimnasia rítmica ibicenca está que arde, y con razón. La cancelación de dos vuelos de Iberia el pasado viernes dejó a unas 40 jóvenes deportistas y sus acompañantes del club Puig d’en Valls en la estacada, sin poder volar a Palma para participar en el Campeonato de Baleares. Un verdadero drama que tuvo lugar en el pabellón de sa Blanca Dona, donde este sábado las emociones estaban a flor de piel.
A modo de «solución», se les ofreció actuar en su isla y transmitirlo vía Zoom para que los jueces desde Mallorca pudieran puntuarlas. Pero vamos, ¿quién puede pensar que eso es suficiente? La realidad es que las limitaciones son enormes y alcanzar una evaluación justa con esas condiciones resulta casi imposible.
La indignación no tiene límites
Patricia Clapés, portavoz del club, no pudo contener su rabia al describir lo ocurrido en el aeropuerto: «Un grupo iba a viajar en el vuelo de las 19.40 y otro a las 20.45. Al principio decían que había retrasos, pero luego cancelaron todo». Y sí, ofrecer un vuelo para el día siguiente a las 18.00 es como darles una patada a todas esas horas de entrenamiento y esfuerzo.
Las lágrimas eran inevitables: «Ayer estaban todas llorando. No puedes cancelar dos vuelos completos y no plantear soluciones». A lo que se pregunta, muy acertadamente: ¿Iberia solo tiene un avión? “¿No podían traer otro?” Patricia lo entiende todo menos la falta de soluciones concretas.
Y es que estas chicas han dedicado un año entero a prepararse para este momento; merecían mucho más que ser vistas a través de una pantalla con calidad cuestionable. La frustración crece cuando alguna gimnasta sí logró llegar a Palma mientras sus compañeras se quedaron atrapadas aquí sin poder hacer nada ni siquiera por vídeo.
No hay duda: esto no solo ha sido un revés logístico; ha sido un auténtico desaire hacia unas jóvenes atletas dedicadas que simplemente querían demostrar su trabajo duro en un campeonato tan importante.