La comunidad del golf en Baleares, y muy especialmente la de Pollença, está sumida en una profunda tristeza tras el fallecimiento de Toni Deyá, un hombre querido por todos. No era solo un apasionado del deporte, sino un amigo cercano, un compañero leal y un alma generosa que siempre tenía una sonrisa lista para compartir. Su imagen, inconfundible como la de un verdadero gentleman, se ha convertido ya en parte de nuestra memoria colectiva.
El impacto de su partida se siente con fuerza en el Golf de Pollença, donde los ecos de su risa aún resuenan entre las partidas jugadas. Para honrar su legado, han decidido instalar una placa conmemorativa que simboliza su huella imborrable. Pero no solo eso; también organizarán un torneo anual que llevará su nombre y permitirá a todos los que lo conocieron recordar al gran hombre que fue.
Un legado más allá del campo
Las palabras del club reflejan lo que muchos sienten: “Su verdadero legado trasciende el ámbito deportivo”, publicaron en Facebook. Con esta frase tan sencilla pero poderosa, nos recuerdan que Toni no solo era pasión por el golf y la náutica; era también una persona capaz de crear vínculos sinceros y transmitir alegría a cada paso.
“Deja una huella imborrable en todos nosotros”, compartió el club con cariño mientras enviaban sus condolencias a la familia y amigos. Y es cierto: quienes tuvimos la suerte de cruzarnos con él sabemos que su vitalidad iluminaba cualquier reunión. Raimundo Pérez Hernández, director del club, lo resumió perfectamente: “Toni, gracias por tu amistad”. En este momento doloroso, nuestras mentes están con aquellos que lloran su ausencia. Descansa en paz, querido Toni.