En las islas, el rugby ha sido más que un deporte; ha sido una pasión que une a jóvenes y familias. Sin embargo, el programa de tecnificación que ha estado funcionando durante casi quince años se encuentra ahora al borde del abismo. La nueva reestructuración impuesta por el Govern Balear, con criterios de entrada más estrictos para el CTEIB, pone en jaque la continuidad de esta disciplina. Y lo peor es que el rugby está en una situación complicada: cumple con un 50% de los requisitos, pero no logra pasar la prueba del algodón debido a la falta de competiciones sub-14 y sub-16.
Una preocupación compartida
Carlos Castellanos, presidente de la Federación Balear de Rugby, no puede ocultar su inquietud. «No podemos cumplir con ese criterio porque no tenemos competición a esas edades», señala con preocupación. Y es que el trabajo que hacen no se trata solo de entrenar; están formando a estos chavales para que tengan oportunidades reales en equipos profesionales o selecciones nacionales cuando lleguen a los 18 años.
Castellanos ha estado en conversaciones con Joan Antoni Ramonell, director general d’Esports, buscando soluciones a este conflicto que preocupa tanto al rugby balear. Pero lo cierto es que no se puede equiparar un simple seguimiento a un programa serio de tecnificación. «Aquí hay mucho más en juego: entrenamientos intensos y una educación integral para que estos chicos puedan salir adelante», añade con firmeza.
Lo triste es ver cómo se aplican criterios generales sin considerar las particularidades de cada deporte. «Entendemos que haya recortes en los beneficios del CTEIB», dice Castellanos, «pero lo esencial es mantener esta Tecnificación, vital tanto para nuestros jóvenes como para sus familias y nuestro deporte». Mientras tanto, muchos se preguntan: ¿qué pasará con el futuro del rugby si nada cambia?