En la mágica entrada del Augusta National, donde el arte del golf se encuentra con la tradición, Fede Páez, un argentino de Buenos Aires nacido en 1986, está a punto de vivir una experiencia única. Este apasionado del deporte no solo es el primer jefe de árbitros no británico del DP World Tour, sino que también ha hecho de Mallorca su hogar durante los últimos 25 años. Su historia es un viaje lleno de pasión y dedicación.
Un viaje lleno de pasión
Páez regresa a Europa tras haber estado en la India, donde fue testigo del triunfo de Eugenio López-Chacarra. Antes estuvo en el legendario TPC Sawgrass, donde Rory McIlroy brilló con su victoria en The Players. Su próximo destino es Georgia para ser parte del comité arbitral del Masters que comienza este jueves. Pero, ¿qué lo llevó a dejar Mar de Plata? “Mis padres decidieron mudarse por la inseguridad en 1999”, cuenta Fede con nostalgia. Además, ya tenían familia aquí.
Aunque empezó a jugar al golf en Argentina, durante unos años dejó los palos aparcados tras aterrizar en Mallorca. “Fue entre los 15 y 19 años aproximadamente”, recuerda con una sonrisa. Sin embargo, la pasión regresó y terminó convirtiéndose en campeón de Baleares tanto en aficionados como en profesionales.
El mundo del arbitraje llegó a su vida gracias a su padre: “Era árbitro y empecé a estudiar con él”. Para Fede, conocer las reglas es fundamental; sin embargo, se sorprende al ver que muchos jugadores de élite no les prestan atención: “Les haría ahorrar golpes”. Y aunque su trabajo lo mantiene alejado del campo como jugador, disfruta cada momento rodeado por la naturaleza.
A veces hay días difíciles; estar tantas horas sin poder jugar puede resultar agotador. Pero hay algo especial cuando estás rodeado de belleza natural: “A veces hace frío o llueve mucho”, admite entre risas. La relación con los jugadores varía; algunos son colaborativos mientras que otros pueden ser más desafiantes.
Sobre las reglas dice: “Son claras pero sujetas a interpretación”, y eso añade un toque dinámico al juego. Cuando se le pregunta sobre sus preferencias como espectador responde: “Me gustan los torneos que ponen al jugador al límite” pero también aprecia el espectáculo puro.
Páez tiene sus campos favoritos; menciona emocionado el Royal Portrush y Carnoustie, aunque guarda un cariño especial por Augusta National: “Tuve la suerte de ser el primero que golpeó tras la victoria de Tiger Woods”. A nivel personal no ve con buenos ojos el LIV Tour porque considera que trae condiciones injustas a un deporte muy establecido.
A pesar de estar rodeado por grandes estrellas como Rory McIlroy –“un tipo normal y simpático”– siente que siempre hay algo nuevo por aprender. En definitiva, Fede Páez nos recuerda que detrás de cada golpe hay una historia llena de esfuerzo y amor por un deporte fascinante.