En la vibrante pista de Las Vegas, Carlos Sainz dejó todo en la carrera, un espectáculo lleno de emociones y adrenalina. «Hemos quedado a cuatro segundos de Leclerc y Piastri, es muy buena carrera», decía con una mezcla de satisfacción y nostalgia. El piloto español se mostró conforme con su séptimo puesto, señalando que era lo máximo a lo que podían aspirar dadas las circunstancias.
Una lucha constante
Sainz compartió su experiencia tras la prueba con su ingeniero Gaetan Jego. Aunque intentó alcanzar el sexto lugar, se dio cuenta rápidamente de que los tres pilotos al frente —Antonelli, Piastri y Leclerc— tenían coches que simplemente estaban en otra liga. “Al final, un poco lo que pensaba ayer: estos coches van dos o tres décimas más rápido por vuelta y eso se nota”, reflexionaba el madrileño.
A pesar del esfuerzo titánico por acercarse a Antonelli durante el último tramo de la carrera, Sainz se dio cuenta de que abrirse paso entre tanta competencia no era tarea fácil. “Me llegué a poner a 4’8 segundos de él”, confesaba, mientras recordaba cómo la estrategia conservadora durante las paradas le pasó factura.
Sin embargo, hay motivos para sentirse optimista. Con Williams consolidándose como un equipo fuerte en esta temporada —de noveno a quinto en el Mundial de constructores—, Sainz expresó su satisfacción por el rendimiento del coche: “Hemos sacado diez segundos a Hadjar; eso significa que hemos ido rápido”, añadió con una sonrisa.
Así es como Sainz valora cada momento en la pista; siempre buscando mejorar y aprendiendo de cada carrera. Para él, este séptimo puesto no solo es un resultado más; simboliza el esfuerzo y dedicación de todo un equipo detrás. Con aún dos carreras por delante, este piloto sigue mirando hacia adelante con determinación.

