En el emocionante Gran Premio de Portugal, Álex Márquez se mostró sincero y reflexivo tras conseguir un segundo puesto que, aunque valioso, no le bastó para ocultar la superioridad de Marco Bezzecchi. En sus propias palabras, «no es que hayamos hecho nada mal… él fue mejor». Un reconocimiento que resuena con fuerza en el ambiente competitivo del MotoGP.
Un fin de semana complicado
La carrera, celebrada en Portimao, dejó claro que Bezzecchi tenía un ritmo imbatible. Álex lo admitió: “No éramos lo suficientemente rápidos como para superarle hoy”. A pesar de los esfuerzos por mantener su posición, las gomas comenzaron a dar signos de fatiga y la presión aumentaba. Su estrategia era clara: aguantar lo más posible y no perder contacto con el grupo puntero. Sin embargo, esa táctica terminó pasándole factura al final.
Márquez explicó cómo tuvo que lidiar con problemas en el tren delantero: “He sufrido mucho al final”, comentó sobre las curvas rápidas donde su equipo no logró mejorar durante todo el fin de semana. Esas dificultades ya las había experimentado previamente en Australia y se mostraba consciente de que había áreas críticas en las que debía enfocarse para poder avanzar.
Aunque sabía que podría haber intentado descolocar a Bezzecchi haciendo alguna jugada estratégica, reconoció la realidad: “Él tenía más velocidad”. La paciencia es clave en este deporte, y cuando uno tiene una ventaja clara como la del piloto italiano, cualquier intento puede resultar infructuoso.
A pesar del desafío que supuso esta carrera, Márquez se marchó satisfecho. Su objetivo es claro: terminar bien la temporada 2025 y dejar buenas sensaciones para encarar el futuro con optimismo. Así lo aseguró al decir: “Falta una carrera… vamos a intentar hacer otro fin de semana bueno en Valencia”.
Ducati también tiene su parte importante en esta historia; todos los datos cuentan y cada piloto aporta algo valioso. Álex confía plenamente en su equipo y sabe que tienen un camino por recorrer juntos. El futuro promete ser interesante.

