La escena en el GP de Hungría fue toda una revelación. Pecco Bagnaia, a pesar de no haber subido al podio ni haber ganado la carrera, se mostraba radiante, como si se le hubiera quitado un gran peso de encima. «En mi vida estuve contento por un noveno puesto, pero ahora sí», decía con una sonrisa que contagiaba optimismo. Era evidente que algo había cambiado para el tricampeón italiano y Ducati espera que sea el camino correcto.
Un paso adelante hacia la recuperación
La clave estaba en las sensaciones sobre la moto. Bagnaia explicaba cómo, por fin, podía empujar sin miedo, decidir sus trazadas y dejar atrás esos momentos de incertidumbre que tanto le habían costado desde el inicio de la temporada. «Pude apretar los frenos y eso es algo que no había podido hacer antes», confesaba satisfecho.
Los cambios realizados en su GP25 fueron nada menos que drásticos; no hablamos de milímetros, sino de centímetros significativos. Unos ajustes radicales en toda la moto que empezaron a dar frutos justo al final de la carrera. Aunque todavía le costaba aprovechar al máximo las salidas de curva y adelantar, sentía un alivio palpable. «Es un alivio enorme», afirmaba Bagnaia, reconociendo lo importante que era para él esta nueva etapa.
Por su parte, Gigi Dall’Igna, el maestro detrás del equipo Ducati, también compartía ese sentimiento optimista: «Pecco dio un paso adelante comparado con los entrenamientos. Hicimos un cambio importante y espero que hayamos encontrado el camino correcto». Con esta actitud renovada y unas sensaciones revitalizantes, todos esperan ver a Bagnaia brillar nuevamente en la pista.