El Gran Premio de Austria ha sido un espectáculo digno de recordar. Fermín Aldeguer, con su espíritu luchador, se ha colocado en la segunda posición, logrando su mejor resultado en MotoGP y dejando a todos boquiabiertos. Mientras Marc Márquez rompía la maldición de no ganar en Austria, Aldeguer deslumbraba con una actuación que parecía sacada de un videojuego.
Un final explosivo
La emoción estaba en el aire cuando Davide Tardozzi, el jefe del equipo Ducati oficial, no podía ocultar su asombro al ver cómo Aldeguer iba superando a sus rivales. Con una rapidez admirable, empezó a recortar medio segundo por vuelta tanto a Bezzecchi como a Márquez. «No me acuerdo de nada ahora mismo», confesaba tras la carrera, resaltando cómo se dejó llevar por la adrenalina del momento. Aunque al principio no fue fácil y perdió algunas posiciones, tenía claro que si había alguien capaz de competir con Márquez en esas últimas vueltas era él. «Suelo gestionar bien el ritmo y hoy me he sorprendido», añadía emocionado.
Aldeguer acabó con la bota derecha agujereada por la intensidad del frenado. Desde el comienzo del fin de semana se había preparado para las altas temperaturas y sabía que tendría que luchar desde atrás si quería estar arriba. Y vaya si lo logró: cuando pasó a Acosta y se acercó velozmente a Bezzecchi y Márquez, sintió que estaba al borde de conseguir algo grande.
«¡Jo! No voy a hacer podio; puedo incluso ganar!», pensaba mientras lidiaba con un rival tan formidable como Márquez que lo complicó todo en los instantes finales. A pesar del dolor y las dificultades -con un agujero en su bota que le complicaba frenar- salió satisfecho del circuito: «Cuando hay que adelantar hay que echar el ancla… ¡bromeo!», decía riendo.
Esta magnífica actuación no solo le valió ser segundo; también envió un mensaje potente sobre su potencial futuro en MotoGP.