En el corazón del GP de Austria, donde la adrenalina se siente en cada curva, Marc Márquez volvió a demostrar por qué es uno de los grandes. En una carrera llena de emociones y giros inesperados, el ilerdense logró alzarse con el triunfo en el Sprint, superando a su hermano Álex, quien finalizó segundo, y a un impresionante Pedro Acosta, que se coló en el podio como tercero.
Un inicio explosivo y momentos de tensión
El Red Bull Ring fue testigo de una salida vertiginosa. Con temperaturas que alcanzaban los 29 grados y un asfalto ardiendo a 44, Márquez no perdió tiempo y tras salir desde la cuarta posición realizó una maniobra brillante para colocarse rápidamente entre los líderes. Mientras tanto, Pecco Bagnaia vivía un auténtico calvario; casi cae al suelo cuando su moto le jugó una mala pasada.
A medida que avanzaba la carrera, la tensión se palpaba en el aire. Bagnaia luchaba contra una moto que no le respondía como esperaba y su ritmo caía por debajo de lo esperado. A pesar de sus esfuerzos por recuperarse, acabó retirándose tras varias vueltas complicadas. Por otro lado, Márquez continuaba marcando diferencias con su habitual destreza y determinación.
A falta de cinco giros para el final, Marc apretó el acelerador junto a Álex y demostró que incluso con neumáticos desgastados puede hacer magia sobre la pista. Con un control excepcional en las curvas y esa chispa competitiva que lo caracteriza, se despegó de su hermano para sellar una victoria más a su ya impresionante trayectoria: ¡su sexta consecutiva! Ahora cuenta con una ventaja aplastante de 123 puntos sobre Álex.
Así culminó otra jornada emocionante en MotoGP, dejando claro que Márquez sigue siendo un maestro del asfalto mientras otros enfrentan sus propios demonios mecánicos.