En el emocionante Gran Premio de Hungría, Fernando Alonso nos dejó a todos boquiabiertos con su actuación. El asturiano, siempre un maestro al volante, se enfrentó a un fin de semana complicado por una rotura fibrilar en la espalda. Sin embargo, lejos de rendirse, diseñó un plan que priorizaba el cuidado de su físico y la estrategia en pista. ‘Fue un fin de semana en modo ECO y salió bien’, confesó con esa chispa que lo caracteriza.
Un esfuerzo titánico
Consciente de que dar demasiadas vueltas podría complicar las cosas, Alonso decidió no participar en la FP1 y centrarse solo en lo esencial. Y vaya si funcionó; logró su mejor resultado del año, firmando un impresionante quinto lugar mientras mantenía a raya a Max Verstappen. Como él mismo dijo, ‘cuantas más vueltas das, los ingenieros más se lían’.
Aston Martin encontró la combinación perfecta entre el fondo plano de Ímola y el nuevo frontal de Bélgica. Un coche competitivo que parecía sacado de un sueño. Pedro de la Rosa, embajador del equipo, destacó cómo Alonso podía atacar cada curva con una precisión milimétrica.
No solo fue cuestión del coche; también hubo una atención especial hacia el piloto. Con modificaciones en su asiento y pedales ajustados para evitar mayor dolor lumbar, Fernando pudo competir sin problemas. Su fisioterapeuta Edo Bendinelli estuvo a su lado durante todo el fin de semana para asegurarse de que estaba al 100%. ‘Ahora vienen bien unas semanas para descansar’, aseguró.
Todo este esfuerzo conjunto demuestra una vez más por qué Alonso es una leyenda viva del deporte. A medida que avanzamos hacia futuras carreras, está claro que este hombre no solo sigue compitiendo; está listo para dar guerra.