La jornada en Assen dejó a Marc Márquez con una mezcla de emociones. Por un lado, había saboreado la victoria, pero por otro, el malestar se hacía presente al pensar en su hermano Álex, quien sufrió una lesión durante la carrera. «Ayer lo encontré una falta de respeto; hoy me pregunto, ¿por qué Bezzecchi no me atacó?», se cuestionaba Márquez después de la carrera.
Una defensa que habla más que mil palabras
Márquez defendió con pasión a su hermano tras las críticas recibidas por no intentar adelantarle durante el Sprint. «Es fácil juzgar desde el sofá de casa», argumentó, señalando que muchos no comprenden las condiciones y los retos que enfrentan los pilotos en la pista. La presión es real, y él mismo lo sintió cuando tuvo que lidiar con Bezzecchi: «No era el piloto más rápido hoy, pero pude mantener mi posición gracias a una buena defensa».
A pesar de todo, el sabor era agridulce. La victoria significaba más puntos para él en su búsqueda del título, pero nada podía igualar el vínculo familiar que se rompía momentáneamente por las lesiones. «La familia siempre es lo primero», dijo con sinceridad mientras deseaba una rápida recuperación para su hermano.
Márquez finalizó reconociendo que aún queda mucho camino por recorrer en este campeonato y que cada carrera cuenta. Aun así, su determinación está intacta: sigue luchando por ser el mejor y demostrar que está aquí para quedarse.