Las 24 Horas de Le Mans han dejado una huella imborrable este año. Robert Kubica, después de un debut lleno de dramatismo hace cuatro años, finalmente ha conseguido lo que parecía un sueño: cruzar la meta primero en la categoría absoluta. Junto a sus compañeros Yifei Ye y Phil Hanson, han llevado a Ferrari a su tercera victoria consecutiva en esta emblemática carrera. Un verdadero espectáculo de resistencia y estrategia.
Un giro inesperado para Molina
Pero no todo es celebración para todos. Miguel Molina, que luchaba por recortar puntos en el campeonato mundial, se ha quedado a las puertas del podio con un cuarto puesto que complica mucho sus aspiraciones. Justo detrás del líder del Mundial y cuando parecía que podía subir al cajón, una serie de errores le dejaron sin recompensa. La carrera tuvo momentos intensos; sobre todo durante los últimos giros, donde cada segundo contaba y las decisiones eran vitales.
Kubica había llegado a Le Mans con la carga emocional de su trágico final hace cuatro años, pero esta vez salió victorioso. “Es un gran alivio”, comentó tras la carrera, mostrando su satisfacción por haber superado aquel mal recuerdo. En el caso de Molina, la situación es menos halagüeña: el cuarto puesto no solo significa dejar escapar una oportunidad dorada; también pone su futuro en el campeonato en jaque. Con varias carreras aún por disputarse, el margen se reduce y eso pesa como una losa.
Esta edición ha sido testigo del dominio absoluto de Ferrari ante los rivales que parecían más peligrosos. Porsche estuvo al acecho y aunque demostraron tener ritmo durante toda la carrera, nunca lograron alcanzar al gigante italiano. Las estrategias jugaron un papel crucial y esas decisiones erradas del equipo #51 fueron determinantes para perder ese tercer puesto tan codiciado.
La lucha final fue algo digno de recordar; Ferrari dejó competir a sus pilotos hasta el último minuto antes de asegurar su posición. Todo esto nos recuerda que cada pequeño error puede costar caro en el automovilismo y es precisamente esa incertidumbre lo que mantiene vivo el interés por estos eventos.