La IndyCar nos tenía reservada una sorpresa amarga este fin de semana en Detroit. Álex Palou, quien había estado disfrutando de un inicio de temporada espectacular, se encontró con un destino que no merecía. Todo parecía ir bien hasta que, en la vuelta 73, un rival decidió arruinarlo todo. David Malukas, con un ímpetu desmedido, empujó al coche del campeón contra las barreras y así terminó su racha triunfal.
Una carrera llena de sorpresas
Pese a que Palou había manejado la tensión del arranque como un verdadero maestro, moviéndose desde su posición inicial hasta colocarse séptimo (cuarto en realidad), el destino le jugó una mala pasada justo después de su última parada. La carrera prometía ser intensa con 25 vueltas finales por delante, pero en un abrir y cerrar de ojos, el sueño se convirtió en pesadilla. «Alguien me tocó por detrás… es frustrante porque habíamos remontado bien tras un inicio complicado», comentó visiblemente decepcionado ante las cámaras.
Es duro ver cómo se escapan puntos que se ganaron a pulso, pero aún así mantiene una ventaja considerable sobre su más cercano competidor, Kyle Kirkwood. Sin embargo, esta no es la primera vez que Detroit le da la espalda; el año pasado vivió una situación similar por culpa de otro incidente ajeno a su control.
Kirkwood emergió victorioso esta vez, mientras nombres sorprendentes como Santino Ferrucci brillaron también en la pista. Aunque la carrera estuvo marcada por lo imprevisible y caótico que suele ser el circuito urbano de Detroit, Palou ahora tiene dos semanas para reflexionar y prepararse para redimirse en St. Louis. La lucha continúa y él sigue liderando con fuerza.